El maestro Sufi
El Maestro Sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma... - Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado... - Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico melocotón. - Gracias maestro - respondió halagado el discípulo. - Quisiera, para agasajarte, pelarte tu melocotón yo mismo. ¿Me permites? - Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo. - ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?... - Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro… - No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte... Permíteme que te lo mastique antes de dártelo... - No, maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! - se quejó, sorprendido, el discípulo. El maestro hizo una pausa y dijo: - Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una fruta masticada.
Autor: Jorge Bucay
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